CRÓNICA, POR CARLOS:
Salida atipica, pues el objetivo principal que teníamos pensado era hacer las pruebas para la logística del Basella. Quedamos más tarde de lo habitual y comenzamos con las pruebas de espacio. Tras algunas comprobaciones, se decidió que sí, algo apretaditas, pero caben cinco motos en la furgo
Una vez realizadas las pruebas, nos decidimos ir a almorzar. En esta ocasión éramos seis, Nico, Raúl, Xavi, Juan, Ferran y uno mismo. Nos dirigimos, sin muchas complicaciones, hacia Toni Petit. El terrible frío te deja los dedos maltrechos y la cara casi desencajada. El suelo, helado y preludio de lo que nos podemos encontrar en la Basella, obliga a ir con una tensión adicional, olvidarse del freno delantero y usar el trasero con mucho mimo.
Una vez llegados a Toni Petit, la atacamos sin dudar. En cabeza vamos Raúl y yo a ritmo rápido, hasta ¾ de trialera, donde calo la moto y entorpezco el paso de los que vienen por detrás (creo que es Xavi quien cae sin consecuencias en este punto). Una vez consigo traccionar, y me alzo hasta la cima una grata sorpresa me espera en ella. El mismísimo Toni Petit en persona está junto a Raúl esperándonos. Tras los saludos y comentarios con respecto a lo acontecido el domingo anterior (esto es una gran familia y los rumores corres como la pólvora) nos comunican que ese era su plan para el día y deciden cambiarlo. Nos despedimos y los dejamos estudiando su nueva ruta.
De camino al almorzadero, la pista está dura y el ritmo aumenta. En una de las curvas Xavi sufre una caída que lo deja tocado de la muñeca y pierna. El golpe ha sido importante, pues se queda descolorido durante algunos minutos. Toni Petit y sus compañeros pasaron por allí y se interesaron por la situación, aunque al ver que no era grave continuaron su día. Nosotros, a por las piedras, que hoy están secas, o por lo menos esa es mi impresión. Se suben cómodamente. Tras ellas, enlazamos una pista hasta la entrada de la del almorzadero, pero en descenso. La iniciamos pero, era tal el grupo de caminantes con el que nos cruzamos, que decidimos dar media vuelta y acceder por otro sitio. Cogimos el sendero-camino de los saltos y llegamos al almuerzo. Tras las típicas risas y comentarios mientras reponemos fuerzas, emprendemos el camino de regreso, pisteando esta vez, pues hay obligaciones que cumplir.
Durante la vuelta nada reseñable, salvo que a Juan, al cruzar un charzo, se le paró su YZ y se negó a arrancar hasta al cabo de un rato. Ferran también se rebozó un poco por los suelos, sin consecuencias. Como único comentario, la sorpresa de encontrarnos un par de todoterrenos subiendo por el último tramo del corriol, lo cual nos ralentizó un poco la marcha. Al final, todos sanos y salvos de regreso y cada uno para su casa…
Como siempre, un placer rodar con todos vosotros.
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